Otros riesgos por consumo de inhalables en mujeres

Este artículo de divulgación es escrito para aquellas personas que desean abandonar el consumo, para los padres, los familiares o amigos que desean ayudar a mujeres consumidoras de inhalables, para jóvenes estudiantes de la salud y para los profesionales que desean mejorar su práctica clínica en materia de adiciones.

Hoy día seguimos en el entendido que el consumo de sustancias sigue siendo un problema de salud pública a nivel mundial, debido a las consecuencias que ocasionan a quienes las utilizan, además de los problemas que conlleva a los familiares, así como a la sociedad por el riesgo de accidentes, situaciones de violencia y aumento de la delincuencia.

Las encuestas en México siguen mostrando el aumento de las drogas lamentablemente en los jóvenes, sin embargo, es la población estudiantil femenina en la cual se ha potencializado el uso, abuso y dependencia a drogas como el tabaco, el alcohol, los inhalables, las anfetaminas y la marihuana con sus derivados.

Si comparamos la droga que prefería una mujer para iniciarse en el consumo, en 2003 era la cocaína y en 2011 los inhalables, situación que va en aumento desde entonces y… ¿Qué propició este cambio tan radical? Cuando estaba en formación académica en la Facultad de Medicina y Cirugía de la UABJO la literatura refería que las personas consumían drogas dependiendo de su poder adquisitivo, de manera que los inhalables se asociaban a personas en situación de calle y bajos recursos, sin embargo lo que hoy se enseña a estudiantes es completamente diferente, las personas eligen y adquieren apego a las drogas por el efecto, por la satisfacción de necesidades y por la facilidad de liberar dopamina para ser utilizada en el organismo, el neurotransmisor principal encargado de la experiencia del placer.

Actualmente el 70% de las mujeres que consumen drogas prefieren los inhalables por lo que surge otra pregunta ¿Cuál es el efecto que tiene esta droga? Dentro de la clasificación de las mismas, propuesta por las organizaciones encargadas de su estudio existen drogas depresoras, estimulantes y alucinógenas del sistema nervioso; los inhalables como sustancias ocupadas en la industria se encuentran dentro de los efectos alucinógenos, eufóricos que conllevan a un comportamiento agresivo con tendencia a la violencia y sobre todo, de desinhibición en el juicio muy por arriba del efecto comparado con el alcohol, principalmente relacionado con la sexualidad.

Por tanto ¿Cuáles son los riesgos en mujeres que consumen inhalables? Ellas inician su consumo a edades tempranas, principalmente en las escuelas de nivel secundaria; los otros riesgos aparecen como consecuencia agregada al efecto principal de la droga, tales como: el aumento de prácticas sexuales promiscuas, múltiples parejas independientemente de la preferencia, muchas de las veces sin protección, por ende, aumentan los embarazos no deseados que por la edad se consideran de muy alto riesgo, incrementa la práctica de abortos clandestinos o el uso de las “píldoras del día siguiente” con las alteraciones hormonales por la dosis; otros riesgos, el contagio de enfermedades de transmisión sexual, la socialización con personas desconocidas, el exceso de confianza durante las fiestas nocturnas en lugares rentados para ese fin y por tanto, comportamientos impulsivos, respuestas agresivas y conductas violentas desde las situaciones verbales, psicológicas y físicas que pueden traer consecuencias irreversibles.

El efecto alucinógeno de los inhalables se atribuye al tolueno y derivados, a las sustancias utilizadas y mezcladas con hidrocarburos, cloruro de metileno, los derivados del petróleo y los saborizantes que adhieren a ellos, como la fresa o piña colada, aun así, son de bajo costo (30 o 50 pesos en promedio) y de muy fácil acceso (tiendas departamentales, trapalearías o despensa de abarrotes); el efecto inicial es la alteración de las funciones mentales superiores como la memoria o el lenguaje, de aquí el bajo rendimiento académico, aunado a las alteraciones de los movimientos de coordinación fina como dificultad para caminar, mantener el equilibrio, escribir o vestirse, agregándose euforia y alucinaciones visuales, táctiles y auditivas por alteraciones en la percepción.

Durante el tiempo de abstinencia se hace evidente el mal humor, los cambios de estado de ánimo, los dolores de cabeza, las náuseas o irritación en la secreción nasal pero, a las ocho semanas de consumo irregular (uso de las mangas de ropa “mangaso” o a la impregnación de la solapa del saco, de papel flexible o franelas “monas”) comienza el deterioro orgánico hasta causar pérdida de la visión, el olfato y la audición, llegan a la consulta por presencia de temblor fino, problemas para coordinarse, pérdida de peso o ceguera espontanea.

Ahora bien, durante la cuarentena preventiva muchos padres de familia han identificado cambios de conducta en sus hijos, algunas veces relacionados con el aumento del tiempo de ocio, la falta de convivencia con los amigos frecuentes, por uso de la droga de predilección o el síndrome de abstinencia ante la suspensión abrupta del hábito, la dificultad para seguirla y mantener su consumo.

Saber que hacer es tarea de cuantos trabajamos de manera institucional o privada para tratar la intoxicación o deshabituación a drogas, informar a los padres de familia, maestros y amigos que desean ayudar y contribuir en la recuperación de quien consume, incrementa hasta un 15% el éxito del abandono de la conducta adictiva.

Con todos los avances científicos hasta la fecha se concluye que, para iniciar un tratamiento se requiere de una valoración integral, lo que significa saber en cual etapa de cambio se encuentra el o la persona consumidora, realizar una exploración física y mental, identificar los daños existentes en el organismo como consecuencia de la cronicidad del consumo y así determinar el tipo de tratamiento farmacológico adecuado, además de iniciar un proceso de psicoterapia breve, intensiva o de urgencia tanto al paciente como a la pareja o familiares involucrados, sin dejar de lado la importancia de grupos de ayuda mutua comprometidos con el estudio y cambio de conducta.

Deseando que esta información haya sido de interés y ayuda en la orientación sobre el problema de las adiciones y en particular de las mujeres adolescentes, me despido y quedo a sus órdenes en la Cd. de Oaxaca, Col. Reforma núm. 304, MEDICA 2002 ó al Cel. 951 117 3647 para el tratamiento integral de personas con Enf. Crónicas, Adictivas y Mentales.